Aprender a decir “no” puede volverte indispensable en el trabajo
Pilita Clark
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Pilita Clark
Hace unos días fui a ver la casa en Hampshire donde Jane Austen pasó los últimos años de su vida y aprendí algo inesperado sobre la gran autora: era una experta en decir "no".
Su casa ahora es un museo y ahí puedes leer sobre una carta que le escribió a un hombre molesto llamado James Stanier Clarke, bibliotecario del futuro rey, quien la había estado instando a hacer de su próxima novela un "romance histórico" entre personajes de la realeza.
Austen comenzó muy cortésmente. "Es usted muy, muy amable en compartir sus sugerencias sobre el tipo de composición que cree que podría realizar", le dijo a Clarke, y agregó que estaba "totalmente consciente" de que un romance entre personajes de la realeza podría vender más que sus historias de la vida doméstica contemporánea en las aldeas campestres.
Después fue al grano: sólo podría escribir un libro así para salvar su vida e incluso entonces tendría dificultades. "No lo voy a hacer. Debo mantener mi propio estilo y seguir a mi manera". Esto podría terminar mal, pero seguir cualquier otro camino significaría un desastre.
Seguí pensando en esa carta en el camino de regreso a casa, porque saber cómo decir que no en el trabajo siempre me ha parecido una habilidad esencial. Saber cómo hacerlo en una pandemia, cuando abunda la inseguridad laboral, parece aún más importante.
Hay dos razones bastante obvias por las que decir constantemente que sí a todas las solicitudes es una mala idea.
Primero, es agotador y existe una gran posibilidad de que la vida sea suficientemente agotadora en este momento, ya sea que tengas la suerte de tener un trabajo o no.
Además, cuando estás abrumado y agotado es mucho más fácil cometer errores en el trabajo, algo que nadie quiere hacer en este momento.
Pero hay una tercera razón, menos aparente, por la que saber decir que no es vital. Probablemente te ayude a convertirte en algo que muchos trabajadores están desesperados por ser en este momento: influyente e indispensable.
En mi experiencia, las personas más valoradas en la oficina no son las que asumen las cargas de trabajo más ridículas o navegan mejor la política de oficina.
Más bien, demuestran su valía al ser buenos colaboradores y súper competentes. Eso significa que se limitan a hacer lo que saben hacer bien, racionan su tiempo y saben no sólo cuándo decir que no, sino cómo hacerlo.
Hace mucho tiempo que me inculcaron una lección sobre cómo decir "no" en una sala de redacción de Sidney, donde estaba haciendo lo que hacen los jóvenes y entusiastas reporteros: tratando desesperadamente de seguir una tormenta de órdenes incesantes.
Un periodista con muchos años de experiencia me ofreció un consejo que nunca olvidé. "Distrae al bebé", dijo, explicando que nunca era una buena idea negarse a hacer algo de manera absoluta.
Más bien, siempre debes escuchar y, si la solicitud es realmente loca, entonces debes tratar de pensar en una alternativa plausible que satisfaga al solicitante.
Refiné esta idea a lo largo de los años, sobre todo cuando pasé varios períodos tratando de convencer a otras personas a que hicieran cosas.
Pero en lugar de tratar de distraer ingeniosamente al solicitante, me inclino más a la idea de adoptar el enfoque de Austen: ser cortés, pero prescindir de la capa de azúcar y explicar con precisión por qué no vas a decir que sí.
La importancia de decir "no" es uno de los mensajes de un nuevo libro de Bruce Tulgan, un investigador de gestión de EEUU que ha pasado casi 30 años estudiando la forma en que las personas trabajan en lugares que abarcan desde Walmart hasta el ejército estadounidense y la YMCA.
Su libro, El arte de ser indispensable en el trabajo, fue escrito antes de la pandemia. Pero una de sus ideas centrales es la necesidad de evitar lo que él llama el "síndrome de compromiso excesivo": el comprensible impulso de demostrar tu valor en un momento de gran ansiedad e incertidumbre.
"Lucha en contra de ese impulso", dice. "Si intentas hacer todo por todos, terminarás sin hacer nada por nadie".
También es probable que termines haciendo algo que no sabes hacer bien y que terminará mal, como sin duda lo sabía Austen.
Por supuesto, ella estaba escribiendo en un momento muy diferente y en un lugar muy diferente al de la oficina moderna. Pero su carta muestra por qué ella, al igual que sus novelas, sigue siendo tan relevante hoy como siempre lo ha sido.